La Biblia de Jerusalén es una obra de grandes méritos en el ambiente católico, ya que esta obra fue el resultado de haberse apartado de la tradición antigua que usaban la Vulgata latina como base de texto. La Biblia de Jerusalén fue traducida usando los textos originales dejando a un lado la ya mencionada obra que se usaba para las traducciones de nuevas Biblias, se ha mantenido la tradicional fidelidad a los textos originales hebreo, arameo y griego, y la transmisión de las introducciones y notas de la versión francesa.